Una noche en Malibú

No hace muchos años, este grupo po de Parla intentaba abrir un hueco en el mundo musical español para los sonidos que formaban sus fijaciones particulares. Música americana de los años cincuenta. Mientras esperaban, y pacientemente luchaban por significarse, muchas cosas se han dado la vuelta y ellos que ya estaban en camino se han encontrado lanzados en el torrente. Hoy la estética del rock primitivo, de los tupes, las heisboleras y los «duduas» son una parte más del gran negocio que tiene su punto de mira en el mercado juvenil. 

Ya no hay contestación ni rebeldía, tan sólo quedan las poses, la estética, la imagen, el mimetismo. Tennessee nunca han ocultado su pasión por Perkins, Presley y otros heroes de las enciclopedias del rock. 

Desde el comienzo de su carrera montaron su oficina de fans y, muy a pesar de los medios y la industria de aquellos años, lograron un público especialmente fiel. Hoy ya no están con una compañía pequeña, si sus grabaciones son procesos casi artesanales. Lanzados por una empresa multinacional, se han convertido en un grupo vendedor. Un público que gusta de los colorines y las fotos de aquel modo de vida americano. 

En realidad un estilo y una forma de entender el fenómeno juvenil que fue, como tantas otras cosas, exportadas a todo el planeta. En todo este tránsito, por fortuna, el grupo no ha ido dejando nada por el camino y su propuesta continúa siendo la misma. Aunque ahora con más toques playeros. Como recordaron en la actuación, cuando nadie creía en las baladas ellos ya las hacían. Interpretaron baladas, como también tocaron versiones de sus clásicos favoritos. Como hilo argumental del recital, estuvieron las canciones de Una noche en Malibú. El concierto comenzó con casi una ahora de retraso. El grupo ha ganado técnicamente. Su devoción les ha obligado a disciplinarse en la interpretación.


Durante la actuación continúan hablando al público para crear un ambiente de fiesta que en sus más fanáticos seguidores dar por seguro. Especial relevancia tiene en todas las actuaciones de grupos como Tennessee la parte vocal. Ellos siempre han estado muy obsesionados con los juegos corales, como corresponde al estilo que interpretan. En directo han de pasar la prueba de la sincronía. Es evidente que también en eso han madurado. 

A riesgo de sacrificar algo de frescura, hacen una demostración técnica vocal, de combinación de tonos diferentes y discurso rítmico especialmente logrados. Lo suyo es, esta más que claro, un acto de puro y simple mimetismo. Música pop fácil de consumir, con marcos de referencia bien concretos. Para muchos de los que bailan sus canciones una muestra más de la magia del pop. Música playera con cuarenta años de historia. Hay quienes piden algo más a la música.

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