Foto del Pulitzer de Joan Fontcuberta

Joan Fontcuberta ha viajado al espacio (en la piel del cosmonauta Ivan Istochnikov), ha descubierto una nueva especie de dinosaurio en los Pirineos franceses y ha realizado milagros como la levitación en el monasterio ruso de Karelia. Creador de ficciones que cuestionan la realidad, la fotografía de Joan Fontcuberta es un disparo irónico al stablishment, a las convenciones. Y, ayer, Fontcuberta se convirtió en el primer español en recibir el Premio Hasselblad (dotado con 110.000 euros), el Pullitzer de la imagen que ya recayó en tótems como Cartier-Bresson o Richard Avedon.

«Vivimos en la época del exceso de imágenes. No hay que usarlas de manera complaciente sino para analizarnos, conocernos y saber más de nosotros mismos», dijo ayer Fontcuberta. «Este premio me incentivará, estimulará y me dará marcha. No es una especie de defunción, en la que pasas al panteón de cadáveres ilustres», ironizó el fotógrafo, que tiene la agenda llena: hoy inaugura en la Galeria dels Àngels, tiene otras exposiciones en curso en Mataró y Foto Colectania -como comisario- y la semana que viene abre otra en Estocolmo.

Si en 1998 Fontcuberta ya recibió el Premio Nacional de Fotografía por su serie Sputnik (un relato imaginario -pero con total apariencia de veracidad- en el que viajaba a la luna en un satélite ruso y se olvidaba un mensaje dentro de una botella de vodka que sigue flotando en el espacio), ahora sube al pódium de la fotografía mundial con uno de los premios más exclusivos del sector y protagonizará una exposición en el Hasselblad Center de Gotemburgo y un simposio internacional.

Este catedrático con alma de Peter Pan -hace de la fotografía un juego pero, en sus divertimentos, lanza una profunda reflexión sobre la posmodernidad- presentará en Gotemburgo algunas de sus ficciones más icónicas: Sputnik, Constel·lacions (en la que las aparentes imágenes de las estrellas y la vía láctea son motas de polvo e insectos estrellados contra el cristal del coche del artista), Herbarium (fotografías de plantas extrañas que en realidad son trozos de caucho y utensilios varios) y Fauna (animales que parecen salidos de La isla del doctor Moreau). 

«Yo viajaba por Escocia y, en un sótano, encontré un archivo misterioso de un doctor alemán con imágenes de animales extraños... Es como una novela», explica Fontcuberta de su proyecto Fauna, para el que pedirá prestados algunos ejemplares de animales disecados al museo de ciencias naturales de Gotemburgo para «apropiárselos» y que completen sus imágenes de rarezas de la naturaleza. «Será una exposición sobre la fotografía de la naturaleza y la naturaleza de la fotografía. La imagen, que se considera un testimonio de algo verídico, puede inducir al engaño», señala el narrador de la duda, de lo posible, de lo imaginario. 

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